Cultura viajes: las calles portuguesas
El fado vuelve a estar de moda. O a lo mejor nunca dejó de estarlo. Porque ¿cómo pudo pasar de moda el fado? ¿Cómo pudimos dejar en el olvido la voz desgarrada de Amália Rodrigues? No es posible. No puede ser porque sería como decir que ha pasado de moda el destino, el desamor, la tristeza, que ya nadie siente nada en lo más profundo, que el mundo gira sin que una sola lágrima se derrame.
Porque el fado es eso: la voz del dolor. El amor y desamor hecho canto. El fado es el alma y las entrañas de un hombre o de una mujer que se hacen voz y se hacen música: la música de una guitarra portuguesa. El bello suspiro que se escucha exhalar a las calles portuguesas, y que las llena.
Cultura viajes: y el fado
Entra en una casa de fado, de verdad tienes que hacerlo el día que vengas a Portugal. Te las encontrarás mientras paseas por la vieja y hermosa Alfama o el Bairro Alto. Entra y aguarda a que la luz se vuelva tenue y se haga el silencio, y empiece a sonar la música. Ya verás como ésa será la primera vez que le oigas la voz a tus miedos, la primera que veas tu propio dolor escaparse de la boca de alguien que no eres tú. Y será maravilloso.
La UNESCO incluyó un día no hace mucho en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a este canto nacido en la leyenda. A ti se te quedará grabado para siempre en lo más hondo del alma, cuando lo escuches. Y te hará llorar. O llorará él por ti, y te aliviará la carga.